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Reseña #100VinosMexicanos 2018

Actualizado: 1 mar 2020



Me había dicho mi prima Paola, también winelover, que a ella le gustaba bastante este festival, que de hecho era uno de sus favoritos, pero que las últimas ediciones se llenaba muchísimo, tanto que ya no era posible disfrutarlo. Sin embargo, también agregó que si nunca había ido tenía que asistir por lo menos una vez en la vida. Así que decidí seguir su recomendación y desde el año pasado compré dos boletos en preventa.


Me había dicho mi prima que si nunca había ido tenía que asistir por lo menos una vez en la vida...

Llegó el día esperado, tomé mi sombrero en su bolsa protectora, una panameña que traje directamente de Ecuador, y me lancé para allá desde CDMX, un viaje no tan largo ya que vivo cerca de la salida a Querétaro. En menos de dos horas y media el mismo autobús que me llevó desde la terminal de Tepotzotlán ya estaba dejándome en las puertas del viñedo. Para entonces ya había revisado la panameña y me había percatado que no estaba en condiciones de ser usada: sin forma y con una abertura en un costado. La tuve que encargar en la entrada peatonal y emprender el largo camino hasta la entrada del Festival. Lo bueno es que ahí mismo encontré a unos alegres jóvenes "chilangos" que quisieron el boleto que me sobraba de la preventa, ya que no encontré quién me quisiera acompañar. Hicimos los trámites necesarios y me encontré, por fin y por primera vez, dentro del Festival #100VinosMexicanos.


No logré llegar a las 10:30 como pretendía, ya el Sol estaba a la mitad de su camino, y sí había mucha gente, aunque todo bastante ordenadito. Lo primero que hice fue comprar los boletos para una de las catas programadas del día. Todavía encontré para la de Bodega EB7 que era de los vinos que más quería probar (y de los más caros de todo el Festival, todos rondan los $900), y una vez con boletos en mano me dispuse a buscar las bodegas que me interesaban.


catas #100VinosMexicanos 2018
programa de catas del sábado 3, con las que me interesaban marcadas en rojo

 

Bodegas visitadas


expositores 100 Vinos Mexicanos 2018
las vinícolas que más quería conocer

vinos Bodegas Encinillas de Chihuahua
los vinos de Bodegas Encinillas de Chihuahua

En la imagen se aprecian las bodegas que más quería conocer, principalmente del centro del país, en las que últimamente he estado muy interesado. No pude conocerlas a todas, de algunas ni siquiera encontré el stand, pero sí conocí los vinos de varias. Inicié con Bodegas Encinillas, de Chihuahua, de la que probé toda su gama. No me sorprendieron los Anxelin que les tenía tantas ganas, especialmente al Shiraz, pero sí me gustó mucho su Megacero y otro que no conocía, el vino premium de la casa, que yo pensaba era La Casona, pero resultó ser el Hacienda Encinillas, una mezcla bordelesa clásica (Cab. Sauv., Merlot, Petit Verdot y Cab. Franc), sólo que para este no me alcanzaba el presupuesto y me quedé con el primero.


propietario vinícola Hasen de Aguascalientes
los vinos Hasen con su propietario, René Martínez

Otros productores que me interesaban y que sí encontré fueron Vinícola Hasen y Hacienda de Letras, ambos de Aguascalientes, aunque debo confesar que ninguno de sus vinos me sorprendió, y en la última me llamó mucho la atención la simplificación de preguntar “dulces o secos” al cuestionar qué vinos querían probar los asistentes (yo hubiera preguntado antes “blancos o tintos”), aunque poco a poco me fui dando cuenta que era la costumbre de los asistentes al Festival.


vinos Hacienda de Letras de Aguascalientes
toda la línea de Hacienda de Letras presentada en el Festival

vino Delirio de Bodegas San Rafael
vino blanco Delirio de Bodegas San Rafael en el Valle de Ojos Negros, B.C.

De las bodegas que no tenía planeado conocer pero que me dieron una agradable sorpresa destaco a Bodegas San Rafael, los creadores de los vinos Ojos Negros, ubicados en el valle homónimo en Baja California. De inicio me acerqué a preguntar por su Pinot Noir, que no lo llevaban, y el encargado del stand me contó que de hecho es probable que replanten las vides de esta variedad, ya que por ejemplo el año pasado la cosecha no fue suficiente, ni en cantidad ni en calidad, para producir el vino. Probé entonces su línea de vinos jóvenes, todos mezclas: Delirio, de un montón de uvas blancas (Riesling, Viognier, Chenin Blanc y Sauv. Blanc); Alegría, ensamble de Cab. Sauv., Merlot, Syrah, y Euphoria, que no indica uvas en la botella, y del que me contaron que incluye algunas de esas Pinot que no se pudieron utilizar, además de Tempranillo y Cab. Sauv. Fue el que más me gustó de los tres, amaderado, sencillo pero sabroso, y me hice con una botella por $250.


 

Cata Bodega EB7


vinos EB7
los dos vinos que nos convidaron de Bodega EB7: Tinto Alegría y Mamita Querida

Entre tanto vino ya se me estaba pasando el horario para la cata que había comprado y, para variar, llegué un poco tardecito, cuando ya estaba uno de sus propietarios, la E de EB7, Santos Espidio, hablando con soltura de sus vinos, como un padre orgulloso que puede hablar durante horas sobre sus hijos, sin esfuerzo y sin tener que pensar mucho el discurso. Inició con una larga y sentida disertación sobre las tradiciones, sobre las que están basados sus vinos, a la que la verdad no pude poner mucha atención, distraído por la belleza de una las asistentes ☺️.


...ya estaba uno de sus propietarios hablando con soltura de sus vinos, como un padre orgulloso que puede hablar durante horas sobre sus hijos...

Nos convidaron sólo dos de sus siete vinos, pasándolos alegremente para que cada quien se sirviera lo que deseara: Tinto Alegría, un Cab. Sauv. 100%; intenso, amaderado, muy seco, un poco alcohólico y persistente, y Mamita Querida un ensamble 50% Grenache, 30% Tempranillo, 10% Nebbiolo y 10% Ruby Red; púrpura, interesante, donde también destacaba el alcohol. Para mi gusto los dos estuvieron servidos un tanto tibios, les hubiera caído bien una enfriadita, pero ambos estuvieron muy buenos, vinos serios, bien hechos, aunque fuera de mi presupuesto para el evento (ambos rondaban los $900), por lo que me conformé con haberlos conocido en la cata. Aunque sí me quedaron ganas de probarlos todos en la ruta de restaurantes que tienen organizada en Puebla…


contraetiqueta vinos EB7
contra etiquetas de los vinos probados de Bodegas EB7. nótense las botellas numeradas a mano, y que sólo producen 1000 botellas.

 

Últimas bodegas


vino Sauvignon Blanc de Puerta del Lobo en Querétaro
el Sauvignon Blanc de Puerta del Lobo con su hermosa etiqueta y botella transparentes

Después de la cata me dirigí al área de comida para darle algo de alimento al cuerpo. Me decidí por unos tacos de una discada, de la que aprendí de unas alegres regias que no era buena porque no llevaba salsa, pero los tacos estuvieron buenos. Tras zampármelos con lo que me quedaba del Mamita Querida regresé al área de exposición, y encontré otra de las vinícolas que quería conocer, Puerta del Lobo de Querétaro, un interesante e innovador proyecto viníco-inmobiliario. No tenían mucha información sobre el desarrollo, pero probé casi todos sus vinos (menos el Rosado), pero sí un interesante blanco de uva Sauvignon Blanc que no conocía y que me gustó mucho, en una botella con una etiqueta transparente, súper atractiva, que resalta totalmente al vino.


Dr. Torres Alegre de la vinícola que lleva su nombre
el Dr. Torres Alegre, iluminado, con algunos de sus "groupies", también iluminados 😉

Casi enseguida encontré el stand de Vinícola Torres Alegre y Familia, donde su enólogo y propietario, el Dr. Víctor Torres Alegre, ya siempre rodeado de groupies (esos winelovers que lo reconocen y no pierden la oportunidad de tomarse la foto con él) estaba repartiendo su vino, generoso, preguntando a todos amablemente “qué quieres probar” y la verdad es que un honor que sea servido de sus propias manos. Yo me decanté por los dos blancos, Del Viko y La Llave Blanca (que no La Llave del Tiempo 😉) y me traje el primero.



 

Conclusión y final


botella de Orlandi Rosado
al final sólo quedó la soledad de las botellas vacías…

Como ya se estaba terminando el evento, pasé a recoger las compras que tenía encargadas y ya con ellas en mano me acerqué al escenario, grande y bien montado, como de concierto, para escuchar los grupos que estaban tocando. Pero justo llegué al final, cuando los guardias de seguridad, amables pero enérgicos, nos indicaron que ya nos teníamos que retirar. Ya un poquito cansado, busqué alejarme de tanta gente para ver caer el Sol sobre las vides. No lo logré, primero interrumpido por un grupo de simpáticas jovencitas, borrachitas, de las que la más gordita (y alegre) se acercó a brindar conmigo exclamando “ay señor, qué bueno que está meditando” y luego por todos los que buscaban sacarse la selfie perfecta con el atardecer de fondo. No me quejé, agradecí la grata experiencia del día, deshice el largo camino de regreso hasta la carretera, recuperé la panameña y regresé a CDMX.


Ya un poquito cansado, busqué alejarme de tanta gente para ver caer el Sol sobre las vides.

En conclusión puedo decir que fue un buen festival de vino, grande pero bien organizado, con muchas áreas, mesas reservadas, otras libres, una gran exposición comercial, el escenario mencionado y todo ahí al lado de sus vides. Sí hubo mucha gente, pero no tanta como para que no se pudiera disfrutar el evento. Además, me parece que como en cualquier feria comercial, queda a cargo de los expositores prospectar a sus visitantes y distinguir al público sediento que considera que por $500 pagó una barra libre de vino, esas hordas que estiran la copa ante cualquier botella que se esté sirviendo, sin importar ninguna característica, ni nombre, procedencia, uvas o tipo de vino, sólo que sea líquido alcohólico que resbale por el cogote, y diferenciarlos de quienes realmente están interesados en sus vinos, se toman el tiempo para preguntar sobre ellos y esperar pacientemente a que se decidan a dar a probar los vinos premium, y los agradecen. Con tantos festivales, fiestas de la vendimia y eventos de vino la verdad es que no sé si regresaré, pero definitivamente lo recomendaría para quien no haya ido, como me recomendó mi prima Paola.


vinos mexicanos
las adquisiciones del evento

 



Todas las fotografías (a excepción del programa de catas y las imágenes de los productores) son propiedad de TdV, si las requieres utilízalas citando la fuente (@Taller del Vino)

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